lunes, 28 de enero de 2008

De isla en isla y tiro por que me toca.

Ya nos fuimos de Nueva Zelanda, y lo hicimos por el punto más norte de la isla norte. Es allí por donde llegaron los polinesios hace cientos de años en su gran canoa. Una playa, que de larga que es, no tiene más nombre que su distancia: la playa de las 90 millas. Y dicen las leyendas maoríes que es allí a dónde van las almas de sus muertos para dirigirse hacia el más allá… así que qué mejor punto para despedirnos de estas islas de aventura, paisajes y fish and chips que tanto nos ha gustado.
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Y como si polinesios fuéramos hemos acabado en la Isla de Pascua (aunque a ellos les costó algo más que nuestras 11 horas de avión llegar). Es el tercer vértice del llamado triángulo polinesio que forman Hawai al Norte (que no está en nuestra ruta pero que esperamos poder conocer algún día), Nueva Zelanda al Oeste y la Isla de Pascua en el Este. Entre medio nos ha quedado la Polinesia Francesa, que a riesgo de vivirla con un chaparrón constante, decidimos sacarla de nuestra ruta. Así que saltamos directamente a la isla habitada más remota de la tierra, una isla llena de leyendas y misterios que pronto os iremos desvelando…

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